martes, 27 de septiembre de 2011


Algo que no puedo evitar hacer es apenas tengo una historia para leer, es mirar las últimas palabras para saber como termina.Es una curiosidad implacable en mí, que hace que no pueda evitar ojear, para saber en que historia me voy a sumergir.
Muchas veces, necesitamos hacer esto mismo; sin que se pierda la emoción, ojear unas páginas adelantadas de nuestra historia de vida para poder tomar las decisiones correctas y no llegar a la horrible sensación de sentir que perdimos el tiempo.Aunque en realidad, TODO siempre tiene algo bueno para sacarse, como algo malo, la cuestión es poder encontrarle ese lado positivo para que todo lo que nos haya pasado valió la pena.
A veces, tenemos decidir en que somos y queremos llegar a ser, esa distancia que separa lo que somos a lo que va a ocurrir en unos capítulos más adelante de la historia.Necesitamos ojear un poco solamente para poder ver un indicio para donde debemos arrancar, que dirección debemos tomar.La decisión más difícil se presenta a la hora de decidir entre lo que nuestro corazón quiere y lo que nuestra cabeza piensa, en la realidad y lo que nos conviene y entre lo que realmente queremos; el terreno de la lógica y la razón son uno de los lugares más peligrosos para meterse.Es cuando más nos damos cuenta de que no podemos estar solos, porque nos perdemos y podemos tomar la dirección opuesta a la verdadera, ahí es cuando nos damos cuenta verdaderamente que necesitamos esa voz que nos ayuda a seguir, que nos marca cada uno de nuestros pasos, el desafío está en saber escucharlo y que tomemos la decisión de seguir ese camino.

No hay comentarios: